La radiestesia se corresponde con la capacidad de las personas o animales de percibir radiaciones, normalmente con la ayuda de instrumentos amplificadores como el péndulo o las varillas. Constituye una herramienta mental que estimula la consciencia de los sentidos. Ayuda al descubrimiento de aguas subterráneas, el hallazgo de minerales o nuevas aplicaciones en salud (como el biomagnetismo o las flores de Bach), que utilizan la radiestesia para identificar patologías en pacientes y determinar el tratamiento más adecuado.
Existen evidencias de su utilización desde la antigüedad. La primera referencia es una pintura rupestre en el Sáhara. Otras referencias antiguas se encuentran en Egipto, donde se han encontrado varillas y péndulos, Israel, China o Babilonia.
Los instrumentos son la herramienta que estimula los sentidos y permiten amplificar las radiaciones externas. Los más populares se describen a continuación.
Acostumbra a tratarse de una varilla en forma de Y. Puede estar hecha de ramas elásticas y resistentes, como de avellano o cerezo, o de materiales artificiales como plástico.
Estas varillas son muy utilizadas en la búsqueda de minerales y agua subterránea, ya que son poco afectadas por el viento de campo abierto.
Se mantienen en tensión con ambas manos, de modo que su flexibilidad proporciona un equilibrio inestable que reacciona fácilmente ante los estímulos externos. Desde su posición neutra, se modifica el equilibrio para apuntar hacia arriba o hacia abajo en la dirección del mineral u objeto que se busca.
Constituye un péndulo cualquier cosa pequeña que se encuentre unida a la mano mediante un elemento de enlace flexible, como por ejemplo una cadena o una cuerda.
Las pesas pueden tener muchas formas, pero el buen funcionamiento del péndulo requiere que sea una pesa simétitrica alrededor de su eje vertical y no demasiado largo con relación a este eje.
Su funcionamiento requiere sostener la cuerda entre los dedos índice y pulgar y partir des de una posición neutral, que puede ser ‘en descanso’ u ‘oscilante’.
La respuesta puede ser un giro (en el sentido de las agujas del reloj o bien el contrario) y un cambio en el eje de oscilación.
De todos los instrumentos de radiestesia es el más flexible en cuanto a uso y, en consecuencia, el más utilizado.
Se trata de dos varillas iguales, normalmente de metal, en forma de “L”. El brazo más corto (de unos 10 cm) tiene el papel de asa. El brazo más largo (de unos 30 cm) es el que proporciona la respuesta.
Se sujetan con la mano por el asa, de manera paralela entre sí. Proporcionan dos tipos de respuesta: abiertas (sus puntas se separan) o cerradas (sus puntas convergen y forman una X).
El código más habitual indica que cuando están abiertas la energía fluye correctamente. A modo de ejemplo, los zahoríes normalmente localizan el agua subterránea cuando las varillas se cruzan.